Una colaboración de Jake Noclock & Kare
“El fin del hombre no será un hiroshima y nagasaki, sino más bien un invierno ruso”
Frederick Allan Melzer
Existe un libro del italiano Oliviero Ponte Di Pino que básicamente explica la relacion entre evolución y estupidez: a mayor estupidez, mayor posibilidad de sobrevivir. Así una larva de insecto tiene mayores expectativas de vida que un orangután. No discrepo de esto, excepto en un ejemplo: el ser humano. El hombre a pesar de su inteligencia y capacidades, jamás ha dejado de ser idiota, uno muy grande. Aunque como tal la especie humana debería de ser la última o de las ultimas en extinguirse, hay muchas indicaciones de lo contrario: El inminente colapso del mundo reflejado en huracanes, inundaciones, hambruna, temperaturas extremas, deshielos, enfermedades. "El clima siempre ha variado, el problema del cambio climático es que en el último siglo el ritmo de estas variaciones se ha acelerado de manera anómala, a tal grado que afecta ya la vida planetaria. Al buscar la causa de esta aceleración, algunos científicos encontraron que existe una relación directa entre el calentamiento global o cambio climático y el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), provocado principalmente por las sociedades industrializadas”. (sepiensa.org.mx)
Samuel Pufendorf, jurista y uno de los padres del derecho internacional, reafirma: el ser humano es un imbécil. Poco a poco van cayendo las respuestas: Porqué hay en el mundo más alcohólicos, drogadictos, anfetaminas y sustancias ilegales más fuertes. ¿Porque no? de alguna manera debemos seguir intentado tapar estrellas con las yemas de los dedos, mantener cerrados los ojos; todo en aras de extraviar la conciencia, olvidar los glaciares que caen como la inocencia, los mares que han dejado de serlo, al pájaro que solía despertarnos por la mañana, la sombra que refleja el espejo, ahora, irreconocible.
Héroes y villanos, si, es cierto, hay gente como Al gore o Green Peace por citar algunos, cuyos discursos y acciones son elocuentes, carismáticos y quizá gota a gota estén forjando la idea de peligro latente e inminente en parte de las sociedades; ¿pero dos organizaciones altruistas, o tres o cien, son suficientes para detener la voracidad humana? en algún lugar leí que somos cosmofagistas, es decir, dueños de un afán que nos orilla a devorar todo, tierras, lagos y universos. En el mundillo de los comics, hay un personaje así, Galactus, que por simple naturaleza viaja a través del espacio buscando mundos que lo alimenten. ¿Podrá gente como Al Gore vencer a las grandes corporaciones de autos, a las grandes industrias contaminantes o al todopoderoso imperio Estadounidense, el país más contaminante del mundo? A propósito de Al gore y su documental, una pregunta:¿La verdad incómoda o incomoda?está por demás decir que ambos. Hace unos días nevó en África, una nube de polución pasó por Centroamérica y a la vuelta de mi casa la gente tira basura en un lote baldío; muy en la línea de Borges, pero cerca de la realidad, podemos afirmar que en este caso un hombre es todos los hombres. Tan cercano o lejano como queramos verlo, por tv, internet o en la calle. El problema es que la gran mayoría preferimos versiones ajenas, como si nuestra pequeña parte de realidad no se viera afectada. Error, no es casualidad que en muchas partes del mundo, nos estemos rostizando.
Al final del día todo se reduce a dinero, y bueno, la pregunta obvia es ¿para qué diablos sirve el dinero sin mundo donde gastarlo o ejercer su poder? totalmente cierto. Los grandes consorcios, empresas y países contaminantes no tienen porque pensar en esto, la gran mayoría son liderados por gente de 50 años o más, que no piensa vivir más de 20 años hacia el futuro, su tiempo es presente, hacer dinero, adquirir nuevas empresas, ganar elecciones, reelegirse, aparecer en Forbes, controlar poderes legislativos. El problema del calentamiento global es actual, pero no ha llegado a su punto álgido ni es irreversible, estas dos características funcionan como tapones de oídos. ¿Para qué preocuparse por lo que no ha pasado y tiene remedio?
Pero, ¿Qué puedo hacer yo? Cuando ahorras energía, contribuyes a la lucha contra el calentamiento global (y además ahorras dinero). Hazte oír, necesitamos leyes que guíen a nuestros países hacia soluciones importantes al problema del calentamiento. Elige un vehículo eficiente, a mayor rendimiento en kilómetros por litro, menos emisiones de bióxido de carbono durante su vida útil. Conduce con inteligencia. Sincroniza el motor de tu auto y mantén las llantas bien infladas, además, Conduce menos. Cambia tus focos incandescentes por flourescentes. Envuelve tu calentador de agua en una cobija térmica. Usa menos agua caliente. Seca la ropa en el tendedero en lugar de la secadora. Apaga los aparatos eléctricos que no estés utilizando y Desconéctalos. Recicla la basura, usa papel reciclado. Siembra un árbol. Compra alimentos frescos en lugar de congelados, de preferencia, orgánicos (http://www.nrdc.org/laondaverde y www.imacmexico.org)
Y a propósito de imbecilidad, parece que uno de los males eternos del hombre es ser olvidadizo: matanzas en las cacerías de brujas, cruentas conquistas sufridas en gran parte de América, mortales dictaduras africanas, las cruzadas, exterminio de especies animales por barcos pesqueros, la gran bomba en el Japón. ¿Quién las recuerda? a lo mucho siguen apareciendo libros y reportajes sobre la Segunda Guerra, algunas denuncias de crímenes contra ballenas, delfines y tiburones. Pero siguen matando animales, la cacería de brujas se ha repetido hasta la saciedad (si no pregunten al Mcarthismo), la proliferación de armas de destrucción masiva y bacteriológicas. ¿Se nos olvido el pasado? no lo creo, al contrario, ahí esta, punzante como el bombeo de una gruesa vena, pero no lo queremos ver, los males, los pecados que hemos cometido son numerosos, grandes, al no poder arrancarnos la conciencia, la volvemos un zombie, abofeteandola hasta dejarla entumida, inocua, incapaz. Por eso se extienden a ritmo frenético drogas, televisión, internet*, videojuegos y toda forma de enajenación humana.
La mayoría contribuimos al calentamiento global;pero no somos como el asesino serial que planea, analiza y ejecuta para después, con las manos ensangrentadas ir a ver su programa favorito. No, somos como el esposo, que después de un arranque de ira, golpea a su esposa para luego sentirse como escoria. La raza humana muy pocas veces (deben existir algunas aunque no lo recuerdo) ha cambiando el rumbo de las cosas para bien. Sin embargo, hay posibilidades, siempre y cuando el mal provenga de la voracidad de poder y
dinero, pero si el escenario actual es cuestión de estupidez arraigada, natural e inherente, entonces sí, esperemos cabizbajos la debacle final.