Quisiera hacer evidente la ironía. Traté de sacar provecho a mis dos semanas de vacaciones, pero una torcida de cuello, problemas logisticos diversos de un destino conspirador y mi desánimo generalizado le dieron al traste. Salvo los cuatro últimos días que pude meter al redil mis emociones y disfrutar de las bondades reparadoras de Playa del Carmen.
Y cuando todo pintaba para un regreso como cualquier otro, hierro en el cálculo y le raspo la facia a una patrulla. Líos con la autoridad, justo lo que uno necesita la noche anterior a regresar al burocrático trabajo.
Mea culpa, que tuve que expiar con algunos pesitos. Ojalá me pudiera arreglar así con San Pedro cuando llegue la hora. El susto ya pasó, nada más que hablar...
Buen inicio de semana.